Si
permanecieras para siempre
en aquellos ojos que en ti puse,
en aquel oscilar
de virgen y cortesana eternamente,
serías el sueño prolongado
que no existe.
Mas los años, amiga,
los años que pasaron
hicieron de caucho tu piel.
Y la desesperación de las arrugas
adornó tu rostro
en un rasgo de ti misma.
Y sin saberlo, te desdoblaste en cascadas de gestos
en aquellos ojos que en ti puse,
en aquel oscilar
de virgen y cortesana eternamente,
serías el sueño prolongado
que no existe.
Mas los años, amiga,
los años que pasaron
hicieron de caucho tu piel.
Y la desesperación de las arrugas
adornó tu rostro
en un rasgo de ti misma.
Y sin saberlo, te desdoblaste en cascadas de gestos
en busca de lo
que fuiste.
Y hay algo de injusto en todo esto,
porque mis ojos
aún tienen la misma edad.
Y el tiempo,
ese verdugo lento
hizo de nosotros una referencia,
un recuerdo oculto de lo que fuimos.
Y hoy tal vez son tus hijas
quienes heredaron de ti
la altivez, la gracia de garza,
y el altar de adoración.
Pero tú, amiga, tú...
Tus senos de mármol,
que mordí como amante,
me los robaron de envidia
el tiempo y la lejanía.
Por eso me niego a verte hoy,
fuera de aquel recuerdo.
Dicen que es así
esto de vivir.
Y todo es crudo, injusto y triste
en esta amargura.
Porque la belleza extrema
nunca debería morir.
Y todo lo que me ha acabado
no me preocupa,
pues nunca conté mucho
para lo bello que me diste.
Siempre voy a ser esto:
cualquier cosa,
cada vez más viejo y agreste.
Pero tú tenías derecho a la eternidad.
Tu rostro, tu cuerpo y tus manos
viven aún para mí y siempre
en el ideal que de ti guardo.
Y hay algo de injusto en todo esto,
porque mis ojos...
aún tienen la misma edad.
Pedro Barroso (1950-2020), cantautor portugués.
Traducción: Resih Omar Hernández Beristáin.
https://www.youtube.com/watch?v=ZNkkw9h5_h4
Y hay algo de injusto en todo esto,
porque mis ojos
aún tienen la misma edad.
Y el tiempo,
ese verdugo lento
hizo de nosotros una referencia,
un recuerdo oculto de lo que fuimos.
Y hoy tal vez son tus hijas
quienes heredaron de ti
la altivez, la gracia de garza,
y el altar de adoración.
Pero tú, amiga, tú...
Tus senos de mármol,
que mordí como amante,
me los robaron de envidia
el tiempo y la lejanía.
Por eso me niego a verte hoy,
fuera de aquel recuerdo.
Dicen que es así
esto de vivir.
Y todo es crudo, injusto y triste
en esta amargura.
Porque la belleza extrema
nunca debería morir.
Y todo lo que me ha acabado
no me preocupa,
pues nunca conté mucho
para lo bello que me diste.
Siempre voy a ser esto:
cualquier cosa,
cada vez más viejo y agreste.
Pero tú tenías derecho a la eternidad.
Tu rostro, tu cuerpo y tus manos
viven aún para mí y siempre
en el ideal que de ti guardo.
Y hay algo de injusto en todo esto,
porque mis ojos...
aún tienen la misma edad.
Pedro Barroso (1950-2020), cantautor portugués.
Traducción: Resih Omar Hernández Beristáin.
https://www.youtube.com/watch?v=ZNkkw9h5_h4