ECCE EGO
domingo, 10 de octubre de 2021
Las hormigas
lunes, 11 de febrero de 2019
Fa vint anys que tinc vint anys
Vint anys i encara tinc força,
i no tinc l'ànima morta,
i em sento bullir la sang.
I encara em sento capaç
de cantar si un altre canta.
Avui que encara tinc veu
i encara puc creure en déus...
Vull cantar a les pedres, la terra, l'aigua,
el blat i el camí que vaig trepitjant.
A la nit, al cel, a aquest mar tan nostre,
i al vent que al matí ve a besar-me el rostre.
Vull alçar la veu,
per una tempesta,
per un raig de sol,
o pel rossinyol
que ha de cantar al vespre.
Fa vint anys que tinc vint anys.
i el cor, encara, s'embala,
per un moment d'estimar,
o en veure un infant plorar...
Vull cantar l'amor. Al primer. Al darrer.
Al que et fa patir. Al que vius un dia.
Vull plorar amb aquells que es troben tots sols
i sense cap amor van passant pel món.
Vull alçar la veu,
per cantar als homes
que han nascut dempeus,
que viuen dempeus,
i que dempeus moren.
Vull i vull i vull cantar
avui que encara tinc veu.
Qui sap si podré demà.
Joan Manuel Serrat
https://www.youtube.com/watch?v=90rdInCb2sk
lunes, 20 de marzo de 2017
La red
Cuando sigas un camino en la vida, no esperes que la medianoche llegue. Mantén la vista fija noche y día, pues ante ti una red siempre se yergue. Si alguna vez quedaras atrapado, de ella nadie habrá de liberarte. Encuentra la salida por ti mismo que un nuevo inicio habrá con suerte. La red ostenta nombres muy pesados, escritos al cobijo de siete sellos que unos llaman infernal astucia y otros, primer amor de primavera. Si alguna vez quedaras atrapado, de ella nadie habrá de liberarte. Encuentra la salida por ti mismo que un nuevo inicio habrá con suerte. Nikos Gatsos (1911-1992), poeta griego. Traducción: Resih Omar Hernández Beristáin (a partir de la versión inglesa de David Connolly).
Versión musicalizada de Takis Binis:
viernes, 17 de junio de 2016
Carta a mis hijos sobre los fusilamientos de Goya
Un día sabrán que en toda la humanidad es incontable el número de los que pensaron así, amaron a sus semejantes en lo que tenían de único, de insólito, de libre, de diferente; y fueron sacrificados, torturados, golpeados y entregados hipócritamente a la secular justicia para que los liquidase "con suma piedad y sin efusión de sangre".
Por ser fieles a un dios, a un pensamiento, a una patria, una esperanza, o mucho al hambre incontestable que les roía las entrañas, fueron desentrañados, desollados, quemados o bañados con gas; y sus cuerpos amontonados tan anónimamente como habían vivido; o sus cenizas dispersas para que de ellas no quedase memoria.
A veces, por ser de una raza, otras por ser de una clase, expiaron todos los errores que no habían cometido o que no tenían conciencia de haber cometido. Pero sucedió también que no fueron muertos. Hubo siempre infinitas maneras de prevalecer, avanzando mansamente, delicadamente, por intransitables caminos, como se dice que son intransitables los caminos de Dios.
Estos fusilamientos, este heroísmo, este horror, fue una cosa entre mil, ocurrida en España, hace más de un siglo y que por violenta e injusta ofendió el corazón de un pintor llamado Goya, quien tenía un corazón muy grande, lleno de furia y de amor. Pero esto no es nada, hijos míos. Solamente un episodio, un breve episodio en esta cadena en que ustedes son un eslabón (¿o no serán?) de hierro, sudor, sangre y algún semen, de camino al mundo que sueño para ustedes.
He creído que ningún mundo, que nada ni nadie vale más que una vida o la alegría de tenerla. Es esto lo que más importa: esa alegría. He creído que la dignidad de que les hablarán tanto, no es sino esa alegría que viene de encontrarse vivo y de saber que en ningún momento alguien está menos vivo, sufre o muere, para que sólo uno de ustedes resista un poco más a la muerte que es de todos y que llegará.
Espero ardientemente que entiendan esto con serenidad un día –aunque el tedio de un mundo feliz los persiga-, sin culpar a nadie, sin terror, sin ambición y sobretodo sin desapego o indiferencia. Tanta sangre, tanto dolor, tanta angustia, no han de ser en vano. Confieso que muchas veces, pensando en el horror de tantos ciclos de opresión y crueldad, dudo por momentos y una amargura me inunda inconsolablemente. ¿Serán o no en vano? Pero, incluso que no lo sean, ¿quién resucita esos millones, quién restituye no sólo la vida, sino todo lo que les fue arrebatado? Ningún Juicio Final, hijos míos, les puede dar aquel instante que no vivieron, aquel objeto que no gozaron, aquel gesto de amor que dejarían "para mañana".
Y, por eso, nos corresponde mantener el mismo mundo que creamos, con cuidado, como una cosa que no es sólo nuestra; que nos es entregada para que la cuidemos respetuosamente en memoria de la sangre que nos corre por las venas, de nuestra carne que fue otra, del amor que otros no amaron porque les fue robado.
(Si bien existen varias versiones al español de este texto, ésta es la traducción que aquí proponemos).
lunes, 8 de junio de 2015
Arrugas
en aquellos ojos que en ti puse,
en aquel oscilar
de virgen y cortesana eternamente,
serías el sueño prolongado
que no existe.
Mas los años, amiga,
los años que pasaron
hicieron de caucho tu piel.
Y la desesperación de las arrugas
adornó tu rostro
en un rasgo de ti misma.
Y sin saberlo, te desdoblaste en cascadas de gestos
Y hay algo de injusto en todo esto,
porque mis ojos
aún tienen la misma edad.
Y el tiempo,
ese verdugo lento
hizo de nosotros una referencia,
un recuerdo oculto de lo que fuimos.
Y hoy tal vez son tus hijas
quienes heredaron de ti
la altivez, la gracia de garza,
y el altar de adoración.
Pero tú, amiga, tú...
Tus senos de mármol,
que mordí como amante,
me los robaron de envidia
el tiempo y la lejanía.
Por eso me niego a verte hoy,
fuera de aquel recuerdo.
Dicen que es así
esto de vivir.
Y todo es crudo, injusto y triste
en esta amargura.
Porque la belleza extrema
nunca debería morir.
Y todo lo que me ha acabado
no me preocupa,
pues nunca conté mucho
para lo bello que me diste.
Siempre voy a ser esto:
cualquier cosa,
cada vez más viejo y agreste.
Pero tú tenías derecho a la eternidad.
Tu rostro, tu cuerpo y tus manos
viven aún para mí y siempre
en el ideal que de ti guardo.
Y hay algo de injusto en todo esto,
porque mis ojos...
aún tienen la misma edad.
Pedro Barroso (1950-2020), cantautor portugués.
Traducción: Resih Omar Hernández Beristáin.
https://www.youtube.com/watch?v=ZNkkw9h5_h4
sábado, 2 de marzo de 2013
El pájaro y la doncella
sábado, 22 de diciembre de 2012
El dolor que más duele
Martha Medeiros, periodista y poeta brasileña.
Traducción: Resih Omar Hernández Beristáin.
viernes, 2 de noviembre de 2012
Antes de que crezcan
Por eso, es siempre necesario hacer alguna cosa más, antes de que crezcan.
Affonso Romano de Sant' anna, escritor brasileño.
Traducción: Resih Omar Hernández Beristáin.
N. del T: El texto ha sido atribuido erróneamente a Gabriel García Márquez. No existe una sola versión de este texto; el autor brasileño lo ha reescrito y publicado varias veces. Por esta razón, se decidió partir de dos fuentes para llegar al texto que aquí se presenta. La mayor parte de él se basa en una versión que circula en YouTube:
http://www.youtube.com/watch?v=jZwl5bLT62A
La versión complementaria fue tomada de la siguiente página:
http://pensador.uol.com.br/frase/MzYyMTIy/